domingo, 7 de mayo de 2017

SENTIDO



Sentido,   entre otras muchas acepciones,  supone razón de ser o finalidad;  o bien,   tendencia o movimiento en una dirección,  orientación.  

La vida está llena de pequeñas cosas llenas de sentido pero, también,    de sinsentidos azarosos que hay que aceptar con paciencia y resiliencia,  persistiendo en el propio fin.   Lo que importa,  es ese   fondo  existencial  que responde, globalmente,  a lo que somos y hacia dónde vamos.   

¿Cuál es el sentido de una flor?... Frágil, efímera,  la flor es lo que es y  como es,  brindando  su frescura y  belleza al aire y al sol, pero  asumiendo con la misma naturalidad  sencilla  su ocaso marchito necesario:   hacerse semilla  y  esparcir por doquier su misma belleza y color...;  sin más cuestionamientos que el seguimiento reconciliado y dócil  de su propia ley.   Ésta es su existencia,  plenitud de sentido  en sí misma,  junto a todo lo creado.  

El Gran Sentido de la  Existencia  remite a una realidad (filosóficamente milenaria y científica actual) siempre interconectada.
Somos seres interdependientes, demostrando la física cuántica,  a nivel de partículas subatómicas,  
que  participamos (todos y todo) de una misma energía que impregna  el Universo y se diversifica en la apariencia manifestada.  Nuevos resultados teóricos señalan que en el Universo,  al estar "todo influenciado por todo"  (presuponiendo la existencia de partículas con velocidad superior a la luz,  infinita),   hay posibilidad de trascender  toda noción de tiempo y espacio. 
Pues bien,  ésta es nuestra realidad más profunda y clave de nuestro Destino  en Plenitud.  

Pero luego está, en cada vida humana particular, el pequeño sentido de cada día,  la plenitud de cada instante con conciencia,  los mil  detalles y matices de una realidad  vivida con amor,  cada gesto de belleza, de cuidado en el quehacer bien hecho, de cariño hacia personas,  seres vivos o cosas... porque, incluso,  la materia participa de esta realidad de comunión. Pequeños sentidos de belleza y plenitud, capaces de colmar una vida y hacerla  profundamente gratificante y feliz.

Actitudes terapéuticas y sanadoras de vida son:  la gratitud,  la consciencia  única del aquí y  ahora,  el dejar fluir y observar la vida desde ese Centro Interior que no se mueve (como el centro inmóvil de la rueda que gira,  o el lago luminoso, claro y pacificado del alma profunda,  o el Amor Infinito que nos habita);   la empatía,  y el sentido de comunión profunda  con todo lo creado.