domingo, 10 de febrero de 2019

GESTIONAR BIEN LAS EMOCIONES (II) Creencias Inconscientes



Nuestro sentido de la realidad  afecta nuestras emociones, las cuales,  generando actitudes y conductas determinadas,  condicionan la vida.  

Llamamos  creencias inconscientes a ese conjunto de pensamientos,  sentimientos e ideas sobre nosotros mismos, el mundo y  los demás,  que se consideran verdaderos "sin saber por qué",  pues no cuentan con argumentos de peso demostrables  y son ajenas a la voluntad.   Se dice: "las ideas las tienes tú, pero las creencias te tienen a ti".

 Se fraguan en edades tempranas,  en la relación con los primeros cuidadores y el entorno familiar, sociocultural y la educación,  tendiendo  a consolidarse a lo largo de la vida,  por tendencia a repetir patrones aprendidos.


   Algunas creencias (potenciadoras) nos ayudan a conseguir lo que queremos,  sacando de nosotros nuestra mejor versión.  Pero otras (creencias limitantes) pueden interferir tendenciosamente  nuestro día a día por medio de sesgos inconscientes que roban nuestro mejor potencial.

  • Ejemplos clásicos de creencias limitantes serían:  "no sirvo para nada, soy un desastre";  " me acerco a las personas, pero me rechazan"; "las cosas se consiguen por suerte, no por esfuerzo" ; "para ser querido tengo que ser guapo y triunfar"; "siempre que me evalúan me pongo nervioso"; "me siento egoísta cuando me ocupo de mí misma"; "mostrar mis sentimientos me hace débil ante los demás"...etc.
Estos pensamientos generan,  a nivel personal,  actitudes y conductas de inhibición en consonancia con lo que se piensa,  reafirmando así las propias expectativas al confirmarse  resultados "esperados".   De este modo,  la persona, encerrada en su propia idea,  se ve incapaz de salir de su jaula, de crecer, volar..

Emociones (simples o complejas) asociadas a estas creencias  serían:  miedo, ira, culpa, vergüenza, ansiedad, enfado, rabia, inseguridad...  Limitando la vida y  condicionándola  a discurrir siempre por los mismos cauces.   

Salir de la cárcel que nos fabricamos  es posible,  pero hay que trabajar adecuadamente consigo mismo para conseguirlo:
- En primer lugar,  debe existir un deseo consciente para salir de esos patrones aprendidos que nos incapacitan.
- En segundo lugar,  detectar e  identificar las creencias inconscientes que cada cual alberga y "rumia" (incluso, rastreando su origen) para re-colocarlas adecuadamente en nuestra mente consciente. 
- En tercer lugar,  falsarlas.    Demostrarnos a nosotros mismos que tales condicionamientos no son reales,  que es nuestra mente inconsciente quien les otorga una vigencia no demostrada.  De esta manera es posible abrirse a creencias positivas, potenciadoras, que desmienten aquellas que nos incapacitan. 


  • Creencias potenciadoras  serían:  "mis necesidades importan;  si yo estoy bien, podré ayudar mejor a los demás"; "trabajo y  esfuerzo son imprescindibles para conseguir mis metas";  "aprendo de las dificultades,  soy resiliente y no tiro la toalla";  "sé pasar página cuando hace falta";  "mostrar mis sentimientos no me hace débil sino auténtico"

 Y sus emociones complejas asociadas:    confianza, optimismo, seguridad, alegría, resiliencia, tenacidad en el esfuerzo;  confianza en sí mismo, en la vida y en los demás.   

¿Dónde está aquí la clave de la libertad? 

 En la comprensión consciente de nosotros mismos  y en el deseo de crecer por encima de todo condicionamiento esclavo.