Buena pregunta... ¿Eres feliz?, porque tu respuesta reflejará sin duda la relación contigo mismo y con el entorno, con la vida y sus circunstancias, con el tiempo presente, pasado y futuro.
Y es importante hacérsela, de vez en cuando, porque su reflexión replantea situaciones y caminos emprendidos que interesa cuestionar de tiempo en tiempo. Autoanalizar el grado de satisfacción con la propia vida, de manera realista, nos ayudará a mejorar deficiencias e intentar nuevas rutas de libertad y creatividad cuando las actuales no resultan gratificantes.
Para ello, habría que parcelar nuestra vida según áreas o dimensiones diversas y explorarlas: actividad laboral profesional o formativa, convivencia cercana necesaria, amigos-as que se eligen y con los que se puede contar, vida afectiva y emocional, actividades saludables...
Y balancear los índices que se obtengan haciendo una media general de un periodo de tiempo significativo en su "día a día".
Esto supone tener en cuenta, además, que la felicidad no es una realidad estática, un estado cristalizado, sino que se va conjugando dinámicamente en la vida, dejando una sensación de fondo: las cosas marchan hacia adelante razonablemente bien, o me dejan triste, inquieta o vacía.
Una vez testeado nuestro interior con sinceridad, intentaremos cambiar en lo posible aquello que no nos gusta, pero si hay algo que no se puede mover, aprenderemos a aceptarlo en paz, sabiendo que es un reto de la vida (como escuela) para aprender algo importante que nos fortalecerá; buscaremos también sus cosas buenas y aspectos positivos, porque siempre los habrá.
Por otro lado y al mismo tiempo, es importante saber que la felicidad no es algo exterior a nosotros mismos que hay que conseguir con determinado esfuerzo, sino una vivencia interna de las personas que han encontrado la manera de reconectarse consigo mismas, de aceptarse, de asumir la realidad de cada día.
Es la experiencia de paz y armonía con uno mismo, con la vida, con el mundo, con las personas que nos rodean... No porque todo sea perfecto o ideal, sino porque elegimos que todo nos construya, sin dejar por ello de seguir luchando, día a día, por un mundo mejor.
Es la experiencia de paz y armonía con uno mismo, con la vida, con el mundo, con las personas que nos rodean... No porque todo sea perfecto o ideal, sino porque elegimos que todo nos construya, sin dejar por ello de seguir luchando, día a día, por un mundo mejor.
Para todo ello, como alguien escribió, "el secreto más accesible de la felicidad estriba en ser el mejor amigo de uno mismo"