jueves, 21 de marzo de 2024

MIEDO AL MIEDO

 



El miedo es emoción básica y adaptativa.  Y decimos adaptativa, porque ayuda la supervivencia:  en el reino animal, predispone para la lucha o la huida según las circunstancias y las condiciones.   Supone la reacción del cuerpo y la mente ante una situación que se percibe como peligrosa o amenazante, generando  sentimientos indeterminados de temor con correlatos de ansiedad.   De esta manera,  como emoción, el miedo activa conductas acordes de defensa y  autoprotección. 

Si lo tenemos como maestro y amigo, nos llevaremos mejor con él,  porque nos enseña sobre nosotros mismos y sobre la realidad, nos impulsa a valorar con inteligencia y prudencia nuestros recursos ante las incertidumbres que nos cercan.

No hay que tener miedo al miedo,  Con lo cual,   evitarlo no es la solución.  Hay que aprender a afrontarlo con inteligencia y entereza, tomando las decisiones oportunas. 

Pero ocurre también que,  a lo largo de la vida, por condicionamientos diversos, aprendemos a tener miedos sin razón,  a anticipar emociones infundadas, que generan en falso estados de ansiedad, los cuales,   si no ceden, repercuten negativamente en el organismo, cronificando un estrés desgastante que agota física, mental y emocionalmente.  
Es el miedo al miedo, que puede bloquear la vida y paralizarla,  magnificando en el tiempo su sentir aversivo, robándonos la paz y la alegría. 

Así, evitar el miedo no es la solución.  El afrontamiento esforzado y gratificante busca valorar, recolocar o solucionar la situación amenazante y seguir la vida con buena energía,  pase lo que pase; al final, todo se puede o bien aceptar o bien solucionar. 

Esto nos ayudará a adquirir seguridad  en nosotros mismos, vivir más libres, fortalecidos y felices.
Como adultos, encontraremos recursos y estrategias en nuestro propio interior que no sospechábamos y ayudará a construirnos como personas.