lunes, 10 de abril de 2017

LUCES Y SOMBRAS



     Nuestra mirada a veces se ofusca y ciega.  Resultando sesgada hacia lo que nos interesa y  opaca para lo que no. 

Vale la pena detectar y concienciar áreas diversas  en las cuales,  tal  "ceguera"  nos implica y  "engulle":

-Ceguera hacia algunos aspectos de nuestro yo, especialmente,  esos  lados oscuros  que  nos disgustan y procuramos obviar,  proyectándolos luego negativamente sobre los demás (obsesiones, violencias, intolerancias, rencores y envidias; egoísmo,  orgullo y soberbia, prepotencia, competitividad, frivolidad,   intransigencia, dureza de corazón... ) 

-Ofusca  y ciega  igualmente esa  comodidad fácil  que nos aliena y   aprisiona en nuestra particular "zona de confort",  la cual  mantenemos con celo aunque nos hallemos  sumidos  en  la indigencia  de importantes estados carenciales.   Ceguera como  cobardía que prefiere no arriesgar por  miedos  irracionales infundados  que ralentizan  o paralizan  (de manera invalidante) todo impulso  de liberación,  atando la dinámica de la vida a inercias repetitivas,  somnolientas y frustrantes.

-La ceguera social  nos hace indiferentes y pasotas  ante muchos dramas de nuestro mundo,  que nunca  gustan,  nos incomodan y  hacen sufrir;  situaciones que nos cuestionan, interpelan y culpabilizan en la impotencia o la inacción,  pero que terminan "resbalando" insensibles  a fuerza de repetición de imágenes y noticias  (se produce "habituación" en psicología cuando el estímulo repetitivo  resulta ya incapaz  de provocar respuesta).
Tampoco  buscamos ahondar demasiado  por si nos recome la conciencia y  nos fuerza a un  compromiso incómodo con la Justicia.   Existen   grandes beneficiados del inmovilismo y ceguera de muchos:  son aquellos  que salen reforzados  en su statu quo  ( político, económico o religioso)  y que eligen para sí  otra clase de ceguera  que no repara en el  sufrir injusto de  aquellos a los que oprimen.

-Ciegos somos también cuando solo sabemos ver  lo que no nos gusta del otro,  sin  apreciar  la multitud de cosas buenas  que  también posee.

-Y ciegos,  cuando en la vida  quedamos prendidos  de la adversidad, sin apostar por esos rayos de luz que siempre  se filtran traspasando la oscuridad,  porque existen, son reales y salvan. 

El primer paso hacia la luz que ve es la conciencia:   reconocimiento y aceptación  de la propia oscuridad,  de la duda y la ofuscación;  de esa mirada condicionada, poco clara y sesgada,  de la cual,  todos necesitamos  ser sanados,  iluminados con mirada de amor para poder alumbrar amor en otros. 

Todo reconocimiento sincero y humilde  pacifica el alma  y puede dinamizar la  oscuridad y la duda, "conspirando a nuestro favor": Traspasando el simplismo fácil de esquemas  dualistas, dicotómicos y radicales, apercibimos  que la verdad crece integrada en complejos   claro-oscuros,  imbricados o alternativos,  capaces de orientarse en una misma dirección  de amor,  certeza y  libertad,   si hay voluntad de ello.  

Donato Carrisi (escritor) decía que a veces hace falta oscuridad para ver mejor las cosas  ( sin oscuridad,  por ejemplo,   no podríamos ver las estrellas). 
Y el genial pintor Antonio  López  (maestro de  hiperrealismo)  confiesa:    Estamos todos llenos de dudas, estamos todos creando en la oscuridad.   Y ahí sigue él,  Artista, construyendo maravillas reales  entre  las luces y  sombras  de la vida.          
                                                                                         






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