viernes, 16 de octubre de 2020

APRENDER RESILIENCIA

 

Resiliencia es un concepto en evolución  y una palabreja de moda,  pero, sobre todo, una noción importantísima que se alimenta de varias actitudes en línea. Presupone fortaleza interior, perseverante y tenaz, ante la adversidad y emociones negativas, que se alimenta de confianza esperanza,  mucha esperanza, sin dejar de ser realista.   

Es un término que proviene de la física y la química, designando la capacidad de un material para recuperar su forma inicial tras la presión de una fuerza que lo deforma, y se adaptó a la psicología.  El término deriva del latín,  "resilio":  "re"  volver atrás y "silio" salto,  es decir, vuelta al principio, como era antes. De esta manera, las personas resilientes son capaces de soportar  situaciones importantes de estrés y salir indemnes; aprendiendo a superarlas, salen de la adversidad sin afectarse o todavía mejor: fortalecidas.     
El sinónimo más cercano en nuestra lengua sería "entereza".
El psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik acuñó el término para la psicología,  en la década de los 60, inspirado en los trabajos de John Bowlby.  

Cuando nos asomamos a la vida de algunas personas,  puede estremecernos la crudeza experimentada en muchas situaciones vividas y cómo,  sin darse  cuenta, aprendieron a salir de la adversidad  sin perderse a sí mismas.  
Estaban bien provistas de confianza en la vida, autoestima, realismo,  flexibilidad cognitiva creativa (pensamiento divergente),  afabilidad y  humor, configurando así un perfil habitual resiliente.       

Hace tiempo, leí un artículo en el que hasta el título era interesante: "La nueva felicidad se llama resiliencia".  Es así.  La felicidad, como estado y sentimiento intenso positivo, no es posible conservarla de forma mantenida.  La estabilidad emocional, por el contrario,  sí es un logro que fundamenta de manera consistente una infraestructura  de  felicidad que perdura:  la paz del alma, la tranquilidad del corazón.     

La personas resilientes sufren menos trastornos de ánimo o depresiones,  gozan de mejor salud física y mental, viven más satisfechos y obtienen mejores resultados en su actividad  laboral y relacional;  valoran, comprenden  y ayudan más a los de su alrededor,  se hacen sabias y  felices.  

Pudiera haber tendencias naturales que faciliten su desarrollo,  pero lo cierto es que la persona resiliente, en sí, no nace, se hace.   Y para mantenerla viva, activa y consolidada,  hay que practicarla al paso de la vida. 
 
Vale la pena: aprende resiliencia y descubrirás un secreto infalible para  ser feliz.  


                                              













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