domingo, 9 de octubre de 2016

AMIGOS Y AMISTAD



  Cuentan,  que Ananda,  discípulo amado de Buda, preguntó un día a su maestro:  "Maestro,  ¿es la Amistad la mitad de la vida espiritual?"    Y el maestro respondió:  "Más aún,  Ananda:  La Amistad es toda la vida espiritual"


Es  genial la intuición de vivir la vida del Espíritu en clave de amistad.  Pero,   como realidad trascendente y amorosa,  se hace imposible sin capacidad de  relaciones gratificantes y  plenas con las personas a nuestro alcance.   Y vice:   una amistad humana   verdadera supone,  conscientemente o no,  una interacción latente y activa  desde los planos más profundos del Ser,  que converge calladamente en el Espíritu de Dios.  La Psicología transpersonal entiende que  la relación con Uno mismo,  con el Otro y con Dios,   se alimentan de una misma Fuente.  


Por eso, la pequeña historia de Ananda y su maestro,  Buda,  habla con verdad.   En nuestra cultura, otros   grandes referentes espirituales ,  llegan a las mismas conclusiones:  Sta.   Teresa, la gran Mística de nuestra cultura,  por ejemplo,    valora tanto la amistad como relación humana  que, además de expandirla fraternalmente a su alrededor,  se hace capaz,   de forma  nueva y singular,  de hacer  Amistad  hasta con Dios. 

La Amistad es terapéutica.  La fuerza de sostenimiento  que supone  una red social relacional fuerte, bien tejida y consistente,  ayuda a muchas personas  a salir de muchos baches y oscuros túneles... permitiendo  respirar hondo  en  tantos momentos difíciles de la vida.

Pero,  no solamente hay que saber "teóricamente"  en qué consiste,  sino que,  lo verdaderamente importante,  es  reconocerla en la cotidianidad,  en la vida real de cada día  con reflejos  de sencillez,  afabilidad,  cercanía, nobleza,  confianza.   Porque pudiera ocurrir,  y  a menudo ocurre,  que  la "teoricidad narcisista"  se  "encandile" y  pierda en ella misma   sin aterrizar nunca ni saber concretar.   Una teoría  transformada en vida,  se acredita.
En el caso  de  la Amistad,   acaba siendo el mejor cementante social:   consolida relaciones personales o bien,  simplemente,  las deja fluir de manera benevolente,  solidaria y constructiva para todos.  Se   fortalece,  así,  esa red interaccional positiva  que densifica el tejido de una sociedad fuerte. 

  Amistad,  en sentido  óptimo, completo e integral,   supone  una actitud ante la vida,   penetra toda construcción  relacional,   y  autentifica el  amor en la diversidad de sus diseños, formatos, modalidades y patrones.  El amor adquiere en ella  consistencia,  veracidad, honestidad, densidad,  practicidad  y  realismo:  relaciones paterno-filiales, fraternas,  familiares en sentido amplio,  propiamente amistosas,   laborales ...;  incluso con las mascotas,  el mundo animal,  la naturaleza,  el ambiente, el universo;  la amistad llega hasta   las cosas materiales,  que nos son dadas  como un regalo  del progreso  para mayor  calidad de vida humana y  remiten,  en última instancia,  a la generosa bondad del  Dios Creador.   Con uno mismo promueve la autoaceptación siendo fuente de paz;    con  el Espíritu  crece haciéndose  partícipe  de su Sabiduría.
La amistad    todo lo hace bueno,  agradecido,  útil,  feliz  y eficaz.

No te encierres en ti mismo,  habla,  comunica,  dialoga,  comparte,  con aquel  que te inspira confianza,  aquél  del que puedes esperar una  escucha sincera,    comprensión segura,  la palabra  y el  aliento necesario.   La vida misma,  aprendiendo a vivirla ,  supone una escuela de terapia provista de valiosas herramientas  que hay que saber usar  para   el bienestar humano:  físico, psicológico,  espiritual.   Entre ellas,  la Amistad.  

La Humanidad entera en Amistad,  sería,  como último reto,  "el más bello logro del Universo"
Amistad  que construye y re-construye personas  porque  descansa en la confianza y  dinamiza en esperanza  todo lo que toca.  

Como dice el proverbio,  Un  amigo verdadero es aquel que llega cuando, aquellos que no lo son,   se van. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario