¿Qué pasa cuando un pensamiento se nos cuela dentro y no deja de dar vueltas en nuestra mente... especialmente cuando es una idea negativa, insidiosa, que no nos deja en paz y a la que tampoco podemos dar respuesta inmediata para atajarla?
A menudo perdemos la paciencia por el pensamiento zumbón que nos persigue, entramos en zozobra, y hacemos lo posible por alejar semejante incordio de nuestra vida.
Pero, ¿es ésta la estrategia adecuada, la que más conviene y nos libera? La respuesta es No.
La opción correcta es proactiva (no reactiva, como la anterior) y pasa por la aceptación. Supone aprender a no hacer caso, como quien oye llover. El que algo nos dé vueltas interiormente es normal y forma parte de la vida: el lenguaje interior suele encargarse a menudo de llevarnos al pasado para lamentarnos o al futuro para temer. Pero la no aceptación o evitación de esta negatividad que a menudo nos persigue, justamente nos esclaviza a ella, y cuando sobrepasa un umbral de "enganche" y nos controla, el pensamiento se vuelve obsesivo en un círculo cerrado y vicioso que llamamos rumiación.
Con actitudes de aceptación, será nuestro Yo consciente quien retomará el control, alejándose del vaivén de olas poderosas que parecen desafiar nuestra frágil barca a la deriva.
La aceptación pacífica y la tolerancia de estas situaciones, tan cotidianas y habituales en la vida, genera una misteriosa Confianza que aprende a flotar en ese mar impetuoso y potencialmente amenazador, sabiendo que, análogamente, la vida misma nos mantendrá igual a flote de una y mil maneras.
Para lograr esta aceptación hay que atender al lenguaje. Porque es el lenguaje el que nos esclaviza al pensamiento negativo que no deja de verbalizarse en la mente y llevarnos al pasado o al futuro, de manera obsesiva a veces, dejando escapar el presente real que nos vive. Hay que generar automensajes conscientes que desactiven los pensamientos negativos, anulando su efecto: "no me voy a inquietar ahora, cuando las cosas lleguen, lo solucionaré"; "si esta persona se portó mal conmigo, seguramente no tenía un buen día, como nos pasa a todos"... etc.
Para ayudarse, interesa, a nivel mental, mantener los propios valores, motivaciones y metas, teniendo siempre en cuenta lo que realmente nos importa en la vida, más allá de cualquier malestar que nos interfiera.
Físicamente, hacer deporte y caminar al aire libre son capaces de renovar el ambiente interior, sanearlo, y producir valiosas endorfinas capaces de hacer frente al pensamiento "okupa" que nos zahiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario