Interesante denominación acuñada por James Clear, que postula, bajo experiencia, que pequeños cambios, de poco esfuerzo, en nuestra vida, conforman a la larga resultados espectaculares.
Es su tesis y ayuda a muchos con ella. Diversos ámbitos de la existencia pueden mejorar si nos comprometemos, salud física, mental, emocional, nivel relacional y profesional. Comprobar que un pequeña voluntad, mantenida, consigue sus efectos, además de consolidar la autoestima y seguridad en uno mismo.
Puede ser un corto paseo cotidiano, subir y bajar escaleras en lugar de ascensor, 10 minutos de ejercicio; puede ser un rato obligado de lectura o alguna actividad cultural frecuente; contestar siempre los correos, interesarse por alguien que lo necesite, decir gracias por el mínimo detalle recibido, sonreír. Sí, sonreír la vida desde primera hora de la mañana, respirar hondo y sacar de ella la mejor energía, también en situaciones complicadas y difíciles. Actitudes y conductas que se repiten a pequeña escala configuran hábitos que nos transforman a nosotros y transforman la vida.
No todo a la vez, bastan las cosas despacio, una a una, mantenidas, fieles, coherentes y perseverantes. Pequeñas metas a corto plazo configuran grandes cambios sostenidos más allá: es la mejor inversión en calidad de vida.
Ocurre a menudo que desesperamos de la situación que atravesamos, parece que todo está en contra nuestra, entramos en bucle y no sabemos salir, conscientes de la cantidad de cosas que tenemos por delante por cambiar. Nos acobardamos, la mole nos aplasta e intimida. Entonces quisiéramos hacer grandes cosas o muchas a la vez, a la desesperada, para poder avanzar, pero ni una ni otra opción son eficaces. Solo el pequeño quehacer, la pequeña determinación de cada día, con perseverancia, puede realizar el milagro de una transformación gigante.
Has de elegir por prioridades lo que te convenga, y conforme una pequeña determinación queda implementada en tu vida sin esfuerzo, es decir, transformada en hábito, ir añadiendo otras acordes.
Además, otro secreto. La felicidad se construye con pequeñas cosas que nos gratifican, esas que queremos hacer y conseguimos hacer. No se asocia especialmente a un logro concreto o una posesión (conllevan satisfacción, pero no es felicidad). Pequeñas cosas, perseverantes, bien tejidas en el acontecer cotidiano, dan color a una existencia sencilla y reconfortante consigo mismo y con los demás.
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