![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLpQJgkwWqmvn-NVgloq83KgP-awMwKxGQGYKr6ZimZGEHFZFjDjYbgKD0Az3c753tnfe0cPAzIsD1MJ6E3iEJWUEN61SFAnp_PL_JgL1ivQKuwCYswDqyho_r3cL8DsAtmToSoRYNU13m/s320/free-fall-89349__340.jpg)
Avanzamos en la vida arropados por esquemas que nos dan seguridad, lo cual es normal y nos protege. En momentos de crisis, cuando las antiguas estructuras de pensamiento no dan repuesta a nuevos problemas planteados, el cambio de criterio no ocurrirá súbitamente, sino que se irá preparando poco a poco. El encuentro con realidades desconocidas expande la visión de la vida, socavando al mismo tiempo la idoneidad de esquemas precedentes que, finalmente, se desmoronan y acaban descartándose por estrechos, inadecuados u obsoletos. De esta manera, vamos adoptando un sistema de creencias y convicciones más amplio, robusto y fiable que resuelve mejor aquellos retos vigentes a los cuales no llegaban las carencias del anterior.
Cuando antiguas estructuras mentales acaban perdiendo fuerza y credibilidad, lo nuevo que nos referencia e identifica la actualidad de nuestro ser se erige como nuevo paradigma de pensamiento, actitudes, vida y emoción, que guiarán nuestra vida mientras nos sean útiles evolutivamente hablando.
Cuando el mismo devenir de vida, imparable, siga ampliando la experiencia y el quehacer mental vuelva a sentirse estrecho, un nuevo esquema mental y sistema de pensamiento emergerán a tiempo para seguir sosteniendo, apoyando y dinamizando nuestra andadura humana, relacional, social... y también espiritual, al paso de una conciencia cada vez más evolucionada y despierta.
Crecemos y evolucionamos. A través de la cotidianeidad de la Vida, la Sabiduría Providente que acompaña, implícita, nos cuida y educa permitiendo lo que conviene para nuestro mejor progreso humano y espiritual.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyhszWjb79XSPLtXblACBYUjIybbP2rI_LaoZfQqFRSJm8lJQkwesw3U_IoYff38-FuK-uUV0bpmnXwZm_fHfw90pMnpKKZIGHlcO8gEutgW7N9B09lOQG4F4eZ-0UK-QkbHDg8nefa9vz/s200/psychology-2422439__340.jpg)
La mirada inteligente del sabio conoce la vida, sus procesos y sus "vueltas", sabiendo que, con la debida actitud de afrontamiento, todo lleva a buen lugar. La confianza estabiliza el timón del alma en medio de la tempestad hasta que el temporal amaine y un rayo de luz siga orientando el rumbo.
Porque es así: tras la tormenta luce el sol de nuevo o bien aparece la luna y guían las estrellas. Y, tras la noche, amanece con certeza. La luz renovada deja adivinar un escenario mas creíble, más real, que la fantasmagoría experimentada en el caos; poco a poco se vislumbra el camino, se retoma la buena senda y el timón del alma, guiado por el astro rey, vuelve a orientar su ruta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario