lunes, 16 de diciembre de 2019

MIEDO AL RECHAZO



¿Sientes miedo al rechazo?

En mayor o menor grado,  es un problema muy común en las personas,  que interfiere a menudo su sociabilidad,  su rendimiento laboral,  su propia sensación  de libertad, de autenticidad, de felicidad  y su propia autoestima. 

  Las posibles heridas  adultas a este nivel tienen su origen,  frecuentemente,  en sensaciones,  experiencias olvidadas,  inconscientes,  de la primera infancia.   Es probable,  también,  que en otros momentos de la vida  que sí se recuerdan, se  hayan repetido los mismos patrones reforzando la sensación y el sentimiento de inseguridad,  generando un irracional  "miedo al rechazo"  

Es un problema que conviene tratar y trabajar personalmente  para una vida más saludable, gratificante y plena.  No dudes que tiene remedio y que vale la pena buscarlo.   

Sabemos que el lenguaje es controlador,  tanto el lenguaje exterior como el interior  el cual,  constantemente,  está "comentando" y dirigiendo nuestra conducta. 
 Si las personas no reaccionan con respecto a nosotros según nuestras expectativas,  podemos interpretar en ello un rechazo personal,  y nuestro habla interior no dejará de rumiar,  consciente o inconscientemente,  que algo hemos hecho mal  y la otra persona no ha respondido como debería por  "culpa" nuestra. 
Surgen emociones negativas  que generan ansiedad y hacemos por cambiar actitudes y conductas, aunque supongan traición a nosotros mismos,   para que el otro nos acoja.   

Por tanto,  el primer nivel a sanar es el mental, que se expresa por el habla interiorizada y necesitará una reestructuración  cognitiva elemental,  para darnos cuenta de que nunca podremos agradar ni satisfacer a todos. 

Es importante conceder de buen grado  a los demás su  libertad de criterio (con respecto a nosotros),  así como a nosotros mismos la libertad de conciencia necesaria para actuar según nosotros mismos,  no por el parecer subjetivo de otros. 
                                                             












  

lunes, 25 de noviembre de 2019

REPITIENDO PATRONES






Eric Berne,   elaboró una teoría psicológica relacional, además de método clínico de psicoterapia,  que denominó análisis transaccional.   Trata de concienciar y regular los posibles desajustes que las primeras interacciones del niño en edades tempranas dejan como huella permanente en su vida.  
Estudiando las transacciones adultas (según los estados del yo),  es decir,  la manera de relacionarse con los demás  (los juegos o roles que se establecen),  se puede inferir el posible guión de vida que conduce a las personas.  

Berne define el guión como "un programa desarrollado en la infancia bajo influencia parental, que dirige la conducta del individuo en los aspectos más importantes de su vida"Obedece a una "decisión inconsciente"  adoptada en la infancia como estilo de vivir la vida,  que puede  resultar
encadenante o liberadora.  

Si tienes la sensación  de que hay situaciones en tu vida que se repiten una y otra vez,  patrones de conducta y reacciones que te esclavizan, no puedes evitar aunque quieras y  persisten sin darte cuenta,    probablemente estés siguiendo un guión de vida aprendido e internalizado en edades tempranas. 

Aquí van varios ejemplos de alta probabilidad: 

   - Si de niño recibiste afecto solo cuando hacías las cosas "perfectamente bien",  sin aceptar tus errores,  se forjará un adulto hiperexigente (consigo mismo y con los demás) y ansioso,  porque una perfección extremada y continua es imposible;  la  frustración sostenida  puede derivar en violencia o agresividad hacia los demás  cuando no cumplen las expectativas que  esperas  (a nivel familiar adulto puede desplegarse el patrón con los hijos o el cónyuge;  a nivel laboral,  con los subordinados...)

    - Si en tu infancia te han aplaudido solo cuando complaces a las personas más relevantes de tu entorno  (normalmente padres),   tu ser adulto estará siempre pendiente de la opinión de los demás y te costará decir no,  cuando a veces importa mucho decir no. 

     - Si de niño viviste sobreprotección,   a tu adulto puede faltarle seguridad en tí mismo y sucumbir fácilmente ante el estrés, el miedo y la ansiedad, costándote  mucho asumir responsabilidades.
...

No  podemos cambiar el pasado en nuestra vida  (progenitores o tutores harían lo que mejor pudieron y supieron).   Esto hay que aceptarlo.  Pero  si te haces consciente del origen  (no culpable)  de aquellas cosas que querrías cambiar  en ti,   adquieres poder sobre ello;   con un adecuado trabajo personal el control automático que poseía aquella huella  pasará a tu dominio,  con la libertad de decidir,  en cada momento,  la actitud que,  en adelante,  prefieres  seguir.  




















domingo, 13 de octubre de 2019

¿ERES FELIZ?



Buena pregunta...  ¿Eres feliz?,   porque tu respuesta reflejará sin duda la relación contigo mismo y con el entorno,  con la vida y sus circunstancias,  con el tiempo presente, pasado y futuro.  

Y es importante hacérsela,  de vez en cuando,  porque su reflexión  replantea situaciones y caminos emprendidos  que interesa cuestionar de tiempo en tiempo.   Autoanalizar el grado de satisfacción con la propia vida,  de manera realista,  nos ayudará a mejorar  deficiencias e intentar nuevas rutas de libertad y creatividad cuando las actuales no resultan gratificantes.  

Para ello, habría que parcelar nuestra vida  según áreas o dimensiones diversas y explorarlas:  actividad laboral profesional o formativa,  convivencia cercana necesaria,  amigos-as que se eligen y con los que se puede contar,  vida afectiva y emocional,  actividades saludables...
Y balancear los índices que se obtengan  haciendo una media general  de un periodo de tiempo significativo en su "día a día".

Esto supone tener en cuenta,  además,  que la felicidad no es una realidad estática,  un estado cristalizado,  sino que se va conjugando dinámicamente  en la vida,  dejando una sensación de fondo:   las cosas marchan hacia adelante razonablemente bien,  o me dejan triste,  inquieta o vacía. 

Una vez testeado nuestro interior con sinceridad,  intentaremos cambiar en lo posible aquello que no nos gusta,  pero si hay algo que no se puede mover,   aprenderemos  a aceptarlo en paz,  sabiendo que es un reto de la vida (como escuela) para aprender algo importante que nos fortalecerá;  buscaremos también sus cosas buenas y aspectos positivos,  porque siempre los habrá. 

Por otro lado y al mismo tiempo, es importante saber que la felicidad no es algo exterior a nosotros mismos que hay que conseguir con determinado esfuerzo,  sino una vivencia interna de las personas que han encontrado la manera de reconectarse consigo mismas,  de aceptarse,  de asumir la realidad de cada día. 
   
Es la experiencia  de paz y armonía  con uno mismo,  con la vida,  con el mundo,  con las personas que nos rodean...  No porque todo sea perfecto o ideal,  sino porque elegimos que todo nos construya,  sin dejar por ello de seguir luchando, día a día, por un mundo mejor.  

Para todo ello,  como  alguien escribió,   "el secreto más accesible de la felicidad estriba en ser el mejor amigo de uno mismo"  
  
                                              
  

domingo, 1 de septiembre de 2019

¿PSICOLOGÍA POSITIVA?




La psicología positiva,  según la definición de Martín Seligman,  es "el estudio científico del funcionamiento humano positivo y el  florecimiento en múltiples niveles que incluye las dimensiones biológica, personal, relacional, institucional, cultural y global de la vida." ​ 
Algunos autores  lo tienen como un enfoque salutogénico  (generador de buena salud).  

Nació como reacción a una manera de hacer psicología centrada siempre en lo patológico,  aspectos  negativos de la propia vida y de la personalidad.   El giro resultó  muy oportuno,  pues no solo es inteligente  complementar  los diversos enfoques psicológicos y estilos de terapia,  sino también,  muy importante, completar todas las caras de la realidad,  ser conscientes de su globalidad,  para  evitar  posibles distorsiones.   

La psicología positiva busca las bases personales del bienestar psicológico y de la felicidad  (basada en ese mismo bienestar)  y también  potenciar las fortalezas y virtudes humanas, aquello que da valor a la propia vida y contribuye a una vida plena.   

Seligman  analizaba en una vida positiva,  armoniosamente llevada,  varios componentes: emociones positivas  (amor, paz, alegría, bondad, gratitud,  inspiración, creación,  altruismo y solidaridad... visión positiva del pasado y de la propia vida);  compromiso (con nosotros mismos,  con la vida, con las cosas bien hechas... una manera de inversión en felicidad);   relaciones positivas (habilidades sociales para sacar lo mejor de un mismo y de los demás en las relaciones personales);   Sentido (motivo,  significación profunda de la propia vida  al servicio de algo más grande que uno mismo) y Logro  (disfrute sincero con las pequeñas metas que se consiguen día a día...).

 En línea con el logro y el compromiso,  otro investigador importante de la psicología positiva,  Milhaly Csikszentmihalyi,  hablaría del "flow"  o   flujo,  cuando lo que se hace y se vive gratifica de tal manera (aunque pudiera suponer un reto,  que necesita hacer valer nuestras competencias),  que se pierde la noción del tiempo y del espacio;  las actividades satisfactorias nos llevan a ser quienes aspiramos a ser en la vida,  utilizando nuestros recursos y capacidades para lograr objetivos que nos interesan. 

Las críticas a este enfoque provienen,  normalmente,  de su exceso con exclusión de lo demás.  Es decir, la posibilidad de distorsionar la realidad,  generando sesgos no objetivos sobre la misma,  encerrándose  en el propio "mundo feliz",  fabricado al gusto,  e ignorando la otra gran cara,  menos amable,  de la realidad y de la vida.  

Porque la verdadera felicidad (como armonía de vida) es  pacífica (no "exaltada") y realista;   no ignora el mal,  pero tampoco le tiene miedo,  pues se sabe con fuerzas y  recursos para afrontarlo.  No deja de comprender y sentirse cercano al que sufre y lo pasa mal,  es decir,  no pierde capacidad de empatía.  Pero, en lo ordinario de la vida,  sabe situarse en lo que hay de fuerte,  positivo  y confiable,  sacando de aquí la buena energía necesaria en momentos más difíciles y complicados.
Si la vida para todas las personas es siempre una botella a medio llenar,  las personas negativas disfóricas,  abatidas,  quejumbrosas,  a menudo  frustradas  por cualquier acontecer que no cumple sus expectativas,  viven lamentándose continuamente por lo que falta a su botella,  alimentando una una culpa destructiva hacia sí mismos o  los demás.  

 Las personas positivas,  sin embargo,  se apoyan con firmeza en el contenido de su botella,  en lo que   hay de valioso y constructivo,  relativizando aquello que falta  y no pueden obtener con su esfuerzo.  Saben que pueden ser muy felices con lo que hay  y se sienten agradecidas.   No dan la espalda a la adversidad ni se evaden de lo inevitable,  sino que lo afrontan todo con calma,  prudencia y realismo,  buscando soluciones a su alcance desde la buena energía que les procura su valioso tono vital  en la cotidianidad de la vida.       

   






domingo, 23 de junio de 2019

NECESIDAD DE CONTROL



Existe un parámetro en Psicología  para estudiar la personalidad humana  denominado "tolerancia a la incertidumbre",   que se mueve en gradientes de intensidad  alta, baja o normal.    En sentido inverso,  informa sobre la necesidad de controlar las cosas que nos rodean (situaciones, presente-futuro, incluso personas), todo lo que se relaciona de alguna manera con la propia vida. 

 Es una forma indirecta de medir la inseguridad de las personas  y en algunos,  la necesidad de control  resulta tan acusada que la menor incertidumbre  causa una ansiedad obsesiva que llega a ser patológica.   

Un mínimo de control y planificación en la vida  son importantes y necesarios para organizar el propio tiempo y la actividad.  El problema comienza cuando se extralimita y se obsesiona,  focalizando y magnificando, en exclusiva,  detalles insignificantes de  la vida cotidiana.  

La tolerancia a la incertidumbre va de la mano de la tolerancia a la frustración  en personas inseguras, con baja autoestima, muy pendientes de la opinión de los demás.   Más allá de cualquier apariencia,  son personas débiles  y vulnerables  con gran tendencia a un perfeccionismo  escrupuloso y a conductas maniáticas (orden obsesivo, limpieza...) que le producen cierta ilusión de control.  En el fondo de todo ello,  late el miedo como emoción básica primaria.

Decíamos  que  dicha característica tiene diversos niveles en las personas.  Puede ser muy bajo,  pero también normal, y darse de forma no patológica,  organizando sabiamente la vida  sobre la marcha,  siempre abiertos a cualquier cambio en libertad para adecuarse lo mejor posible a las demandas del momento.

Las personas que se mueven con necesidad de control baja o normal  poseen una clave elemental que  equilibra esta tendencia en la psique y en la vida:  es imposible controlarlo todo.   Hace más de 2000 años,  Epícteto, de la escuela Estoica, afirmaría:   "La felicidad y la libertad comienzan con la clara comprensión de un principio: algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. Sólo tras haber aprendido a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no, serán posibles la tranquilidad interior y la eficacia exterior".

Reinhold Niebuhr,  filósofo y teólogo, en su "plegaria de la Serenidad",  se sitúa en la misma línea:  "Señor, dame  Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor para cambiar las cosas que puedo y Sabiduría para poder diferenciarlas". 

Todos  tenemos alrededor nuestro un Círculo de preocupación  más allá del cual nada nos afecta ni nos importa;  y un Círculo de influencia en el interior de aquel:   cosas y situaciones,  dentro de lo que nos preocupa,  sobre las cuales sí podemos actuar o incidir influyendo de manera proactiva.    Pues bien.  Se trata de centrarse en la propia zona de influencia y aceptar todo lo demás que ocurra,  aunque se encuentre  en el círculo de preocupación,  pero que no depende de nosotros,  sino  de los demás o de los azares de la vida. 

Como afirma Stephen Covey,  saber poner el foco en el propio círculo de influencia es característica común de aquellas personas efectivas en la vida. 

                                         

martes, 11 de junio de 2019

QUÉ HACER CON LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS





     ¿Qué pasa cuando un pensamiento se nos cuela dentro  y no deja de dar vueltas en nuestra mente...  especialmente  cuando es una idea negativa,  insidiosa,  que no nos deja en paz y a la que tampoco podemos dar respuesta inmediata para atajarla?

A menudo  perdemos la paciencia por el pensamiento zumbón que nos persigue,  entramos en zozobra,  y hacemos lo  posible  por alejar semejante incordio de nuestra vida. 

Pero, ¿es ésta la estrategia adecuada,  la que más conviene y nos libera?   La respuesta es No.

La opción correcta es  proactiva (no reactiva,  como la anterior) y  pasa por la aceptación.  Supone aprender a no hacer caso,  como quien oye llover.  El que algo nos dé vueltas  interiormente es normal y   forma parte de la vida:  el lenguaje interior suele encargarse a menudo  de llevarnos al pasado para lamentarnos  o al futuro para temer.  Pero la no aceptación o  evitación de esta negatividad  que a menudo nos persigue,  justamente nos esclaviza a ella,  y cuando sobrepasa un umbral de "enganche" y nos controla,  el pensamiento se vuelve obsesivo en un círculo cerrado y  vicioso que llamamos  rumiación.  

 Con  actitudes de aceptación,  será  nuestro Yo consciente  quien  retomará el control,  alejándose del vaivén de olas poderosas que parecen  desafiar nuestra frágil barca a la deriva. 
La aceptación pacífica y la tolerancia de estas situaciones,  tan cotidianas y habituales en la vida,  genera  una misteriosa Confianza que aprende a  flotar en ese mar impetuoso y potencialmente amenazador,  sabiendo  que,  análogamente,  la vida misma nos mantendrá igual a flote de una y mil maneras.  

Para lograr esta aceptación   hay que atender al lenguaje.  Porque es el lenguaje  el que nos esclaviza al pensamiento negativo que no deja de verbalizarse en la mente  y llevarnos al pasado o al futuro,  de manera obsesiva a veces, dejando escapar el presente real que nos vive.  Hay que generar  automensajes conscientes que desactiven los pensamientos negativos, anulando su efecto:  "no me voy a inquietar ahora,  cuando las cosas lleguen,  lo solucionaré";  "si esta persona se portó mal conmigo,  seguramente no tenía un buen día,  como nos pasa a todos"... etc. 

Para ayudarse,   interesa,  a nivel mental,   mantener  los propios valores,  motivaciones y metas,  teniendo siempre en cuenta  lo que realmente nos importa en la vida,  más allá de cualquier  malestar que nos interfiera. 

Físicamente,  hacer deporte y caminar al aire libre  son capaces de renovar el ambiente interior,  sanearlo,  y producir valiosas endorfinas capaces de hacer frente al  pensamiento "okupa" que nos zahiere.  

                                          
                                                                           
                           







domingo, 28 de abril de 2019

SOLEDAD





No es fácil la Soledad.  

Pero resulta un buen aprendizaje existencial porque,  antes o después, la vida nos enfrenta a ella.  
El miedo a la soledad,  como prejuicio,  tiene que ver con la sensación de precariedad y abandono.   Al pasar crudamente por ella,  el ser humano descubre y conciencia en propia carne, la propia contingencia.  

Asumiendo que toda experiencia humana,  consciente e integrada,  resulta siempre adaptativa,  la consecuencia de no saber asumir saludablemente ese miedo supondrá una incapacidad para buenas y auténticas relaciones  (agobiadas por el temor de perderlas),  generando personas dependientes emocionales.     Un buen aprendizaje,  constructivo,  aparte de profundizar en el difícil e importantísimo conocimiento de sí mismo,  ayuda a encontrarse con el otro,  no a nivel epidérmico y superficial,  sino desde lo hondo,  estableciendo relaciones y amistad  satisfactorias y  gratificantes. 

Somos seres sociales y necesitamos a los demás,  personas  que  hacen espejo de nosotros mismos,  que nos acompañan en la vida e interactúan con nosotros,  que nos hace sentir mejor o peor...   Pero que  al menos nos hace sentir,  y esto nos mantiene vivos.     
Pero, por otro lado,  el conocer la Soledad  y tenerla por amiga  ayuda a conocernos mejor  y a ser más receptivos al otro en situaciones similares.  En la misma medida que nuestra alma se hace más profunda y se conoce,  aumenta nuestra empatía hacia el semejante.   

En soledad se escuchan muchos sonidos que normalmente ignoramos.  Pero la verdadera armonía nos sorprende cuando hacemos vibrar el Yo más profundo que nos habita.   
Si has de pasar necesariamente por ella,  el saber asumirla en paz es fundamental para que no te dañe:   aceptarla,  construir con ella y ser creativo.  Escucha su rumor profundo y su mensaje.  Aprende a conocerte,  lo que te gusta y lo que no,  a saber quién eres y qué quieres en la vida.   
Es tan valiosa la Soledad,  junto al Silencio que acompaña,  que muchos la buscan expresamente  para conocer mejor su corazón y escucharlo. Pero también,  para encontrar  allí al Otro,   y reconocerlo como una prolongación del propio yo.