Mejorar la propia vida debería ser un ideal al que aspirar en todo tiempo de nuestra existencia. No quedarse a niveles mediocres del potencial personal o satisfacción de vida significa engrandecerla, valorarla y dinamizarla constructivamente, exprimiendo todas sus posibilidades. Ello debería ser un acicate moral motivante para todo ser humano.
Para ello, hay que cubrir y trabajar conscientemente las diversas dimensiones que sostienen nuestra vida en este mundo: personal (en su vertiente física, mental, emocional, espiritual...) y relacional.
Pero hacer un buen proceso conlleva un orden y una coherencia, dejando que las experiencias de vida nos impacten y construyan positivamente a todos los niveles. Por eso hay q tener claro que para cualquier quehacer valioso, fuera de sí mismo, hay que trabajarse previamente, nadie puede dar lo que no tiene.
Para ello es fundamental aceptarse, quererse, mirarse con cariño, motivarse a crecer y, sobre todo, conocerse bien, para saber a quién dirijo esa mirada d amor y comprensión. Y cuidarse:
- Haz ejercicio, procura una alimentación saludable, respira hondo el aire limpio q puedas, y por las mañanas, desde q te levantas, vístete d sonrisa.
Cultiva el pensamiento, mantenlo limpio, no permitas la entrada d pensamientos tóxicos u obsesivos o déjalos salir cuanto antes.
Lee, y si usas tecnologías mantén alerta el sentido crítico, alimenta una curiosidad viva y razonable q te impulse a aprender, gustar el conocimiento serio y profundo de lo que se esconde tras la apariencia de las cosas, las personas y la vida.
- Con un pensamiento saneado mejorarán las emociones, que dependen directamente de la constante cháchara de nuestro pensar. Date automensajes positivos para contrarrestar un ánimo decaído, todo se puede arreglar, siempre hay esperanza.
- Detente de vez en cuando para reflexionar, meditar, re- conectar contigo mismo y tomar conciencia de ti; relájate, respira hondo, agradece. Lo mejor de ti mismo, liberado, vive en tu interior, hay que desatarlo para sacarlo al exterior y ofrecerlo al mundo, a los demás.
Con pensamiento claro y corazón saneado, podrás relacionarte de manera saludable con los demás.
Si te conoces bien a ti mismo podrás empatizar con ellos, entenderlos mejor y darte cuenta de que no estamos aquí para dividirnos sino para sumar todos (en interesante y rica diversidad), para construir juntos un mundo mejor. El que es distinto no es enemigo, al contrario, me completa, amplía y complementa una realidad que sería muy pobre y estrecha si dependiera solo de mi mirada.
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