Habrás oído hablar del mito griego de Pigmalión, que debe su denominación a un escultor que llevaba este nombre y se enamoró de una de sus esculturas: Galatea.
Llegaría a tal punto su pasión que la trataba como si fuera una mujer real y estuviera viva. El mito toma fuerza por intervención de Afrodita, la cual, conmovida por el amor que sentía el escultor por su estatua, dio vida a Galatea mientras Pigmalión dormía.
Este suceso dio origen a una reflexión psicológica denominada "efecto Pigmalión" que permite observar cómo la realidad llega a superarse a sí misma cuando la expectativa de alguien es tan fuerte, intensa y sin dudas que, teniendo por incuestionable tal superación, finalmente dicha transformación ocurre.
La investigación sobre este efecto ha tenido hondas repercusiones también en Sociología; desde esta disciplina emerge sintetizada en el Teorema de Thomas: "Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias. Y añade: "las impresiones subjetivas que pueden ser proyectadas en la realidad de tal modo (en intensidad y vivencia) pueden llegar a hacerse verdaderas".
El sociólogo Robert K. Merton refiere este efecto como "profecía autocumplida": "Es, al principio, una definición "falsa" de la situación, la cual despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva "verdadera".
Roshental y Jacobson estudian el efecto Pigmalión mediante un reconocido experimento, sabiendo de su gran importancia educativa, en familia y en las aulas: Alumnos de la misma edad, con capacidades similares y provenientes de un medio sociocultural semejante, son colocados en dos clases análogas. Pero el Director transmite a los profesores informes muy diferentes sobre unos y otros: afirma que en la clase A, los niños son estudiosos, responsables, educados, de buena convivencia; pero en la clase B, los chavales son indómitos, irresponsables, sin motivación para el estudio, agresivos y de difícil trato.
Al final, los chicos terminan comportándose según las expectativas de los profesores, que los trataron durante el curso según los informes previamente recibidos: Así, la clase A sacó excelentes resultados y la clase B a duras penas superó el curso. Los investigadores observaron cómo el trato del profesor había condicionado las actitudes y conductas de los alumnos los cuales buscaban, inconscientemente, "cumplir las expectativas" de los profesores.
Con lo cual, mucho cuidado con nuestras palabras y actitudes hacia personas, circunstancias... y también hacia nosotros mismos. Porque estamos condicionando y construyendo la realidad en un sentido positivo o negativo: mejoramos el mundo o lo degeneramos, construimos grupo y sociedad o los destruimos; nos ayudamos y estimulamos a crecer a nosotros mismos, o hundimos nuestra alma en un autodesprecio aniquilante. Toda consciencia despierta conlleva una responsabilidad necesaria que debe aprender a dirigir libremente la propia voluntad hacia el Bien y lo Bueno para todo y para todos (incluyéndonos a nosotros mismos)