miércoles, 28 de noviembre de 2018

GESTIONAR LA CRISIS




Lejos de ser negativas en la vida de las personas, las crisis, a menudo molestas  y generando incómodas incertidumbres,  son tremendamente constructivas. Impulsan cambios importantes en el Ser que ha de re-estructurarse de manera adecuada  para resolverse  positivamente.

  Jalonan la vida particular de las personas  y suponen un reto de aprendizaje y  crecimiento  para superarlas y evolucionar como interesa. 

La palabra "crisis"  proviene del latín  y a su vez  del griego,  significando "decisión"  ante una "coyuntura de cambios" en situaciones que,  tras un tiempo de continuidad,  se desestabilizan  por factores ajenos y necesitan adaptarse a la nueva situación.  Siempre en busca del equilibrio necesario.  

La crisis puede suponer un parón en la vida y necesitar un tiempo de profunda reflexión.  Con lo cual,  se rompen y cuestionan inercias anteriores,  automáticas y rutinarias que,  quizás,  ya no interesa mantener.  

Las crisis ayudan a expresar emociones atascadas y en ocasiones de fuerte impacto,  siendo posibles   fenómenos de enajenamiento y despersonalización...  como si no nos reconociéramos en lo que nos está pasando.  Puede aparecer ansiedad o depresión ante el aturdimiento, la incomprensión y dureza de lo que acontece.

Sin embargo,  respirando hondo y procurando mantener la paz interior,  la mente  va acostumbrándose a la nueva situación y la incertidumbre que plantea,  buscando introspectivamente las mejores actitudes para afrontarla.   Entonces,  poco a poco, va asumiéndose que esta etapa de la vida supone un nuevo inicio  para seguir conformando y  fortaleciendo la propia personalidad y  construyendo una vida plena.
Decía Herman Hesse en su Siddharta:    “Aquí estoy, consciente de que nada poseo. Ahora he de empezar de   nuevo”

No hay que rehuir las emociones negativas que se experimentan y acompañan de manera adaptativa estos momentos:  para preservar las propias energías (ánimo bajo,  a veces depresivo, para la  reflexión);  para saber decir adiós a lo anterior que ya no nos pertenece  y  para resituarnos en el presente que se renueva.   El miedo sirve para depurar lo que realmente importa y la rabia,  como desahogo emocional,  pone límites a una situación externa negativa que nos puede estar dañando.  Todo ello apunta a una nueva realidad en la que urge  avanzar y vivir en  libertad.  

Importa mucho aceptar la situación, también las emociones, relajarse,  cuidarse uno mismo con cariño en momentos delicados,  escucharse,  aprender a confiar en la dinámica de la vida y mantener  la convicción de que el Yo  será siempre más poderoso que las circunstancias,  por muy duras que fueren.  Nunca hay que compararse con los demás.  Cada cual tiene su propio camino personal, irrepetible, intransferible.

Finalmente, hay que reconocer al ser que emerge de la prueba  con una identidad más  fortalecida y consistente,  capaz de generar una muy superior calidad vida. 
       



domingo, 21 de octubre de 2018

AUTOESTIMA




"Piensa bien y te sentirás mejor" expresaría como lema el núcleo denso de la Psicología cognitivo-conductual, que busca el equilibrio emocional  mediante la reflexión,  la visualización y la acción.  Como dice un proverbio chino  "no podemos evitar que los pájaros de la tristeza sobrevuelen nuestras cabezas,  pero sí podemos impedir que aniden en nuestros cabellos"

Y Maslow,  el psicólogo que estableció la pirámide de necesidades básicas humanas,  afirmaba: "Es imposible la salud psicológica,  a no ser que lo esencial de la persona sea fundamentalmente amado,  aceptado y respetado por otros y  por ella misma"

Con lo cual,  hay que pensar bien de nosotros mismos, es decir,  querernos,  valorarnos con objetividad positiva,  asumiendo imperfección e insuficiencias (no somos perfectos) para construir un yo saludable e integrado.   Y esto no es contrario a la humildad,  pues como diría  Teresa de Jesús,  "humildad es andar en verdad"   y por tanto,  no hay que permitir al  "fantasma del  egoísmo ahuyentar el sano amor a sí mismo"  (G. Monge)

La autoestima  supone,  así,  un conjunto de percepciones evaluativas,  sentimientos y tendencias conductuales que vamos construyendo sobre nosotros mismos  (autoimagen)  a todos los niveles.   Es inherente al ser humano,  es decir,  siempre existe,  ya sea alta o baja,  positiva o negativa.  Por eso es importante situarla adecuadamente,  de manera realista,  y valorarla para potenciar lo mejor de nosotros mismos,  intentando superar en lo posible nuestras deficiencias y aceptando en paz lo que no podemos cambiar. 

La autoestima positiva y razonable  es necesaria para una vida saludable,  para poder luchar contra la adversidad y ser resiliente,   para relacionarse de manera equilibrada,  para un aprendizaje consistente en la escuela de la vida...    

Como decía P. Solignac:   "Conozco una sola definición de la felicidad:  Ser un buen amigo de sí mismo".   
                              
                                    





miércoles, 3 de octubre de 2018

¿ERES CREATIVO?




Hablar de creatividad significa  hablar de pensamiento divergente.   Es decir,  una manera de buscar soluciones  generando  ideas  nuevas y diversas (no habituales en el imaginario colectivo),   explorando sus posibilidades.  Supone fluidez,  flexibilidad,  originalidad. 

Una vez seleccionada la estrategia  que más conviene,  es el pensamiento convergente quien se encarga de implementarla en la realidad.   

La Creatividad  se asocia al talento,  el genio o la inventiva,  pero no es cualidad de élites,  y esto importa mucho tenerlo claro.   Todo ser humano lleva inscrita en su ADN esta potencialidad, que  se relaciona con la personalidad y con el ambiente sociocultural del momento

Se presenta tanto como una habilidad  como de una actitud ante la vida y,  aún más allá ,  como un estilo de vida.   Constituye así  una excelente herramienta de salud que permitirá la mejor adaptabilidad de las personas a las circunstancias cambiantes de la vida.   Los resultados de todo proceso creativo auténtico  repercuten en la sociedad,  enriquecen la cultura y contribuyen a mejorar la calidad de vida de los pueblos.     

Como decíamos,  es una habilidad que se desarrolla,  y es importante potenciarla desde la infancia.  Resultará un instrumento poderoso para una vida plena,  de Crecimiento continuo y Consciencia,  capaz de cambiar,  sobre la marcha,  patrones de vida inadecuados que puedan sofocarla.

Según  Csikszentmihalyi  (1998),  ser creativo supone una "seguridad interior de que lo que se piensa o se hace es algo bueno y valioso".  

Y para llegar a esto,  hay que desarrollar:   Fluidez mental para las ideas;  Flexibilidad (mirar desde ángulos diversos);  Originalidad (ideas nuevas y "raras");  Viabilidad (ideas factibles,  realizables);   Fineza de percepción; Capacidad Crítica; Curiosidad Intelectual; Imaginación;  Tenacidad (constancia, esfuerzo, disciplina);  Tolerancia al fracaso y a la frustraciónCapacidad de decisiónAutoestima (sin miedo a la propia imagen); Apertura y Libertad  (para las nuevas ideas,  sin excesos lógicos);  Audacia y Entusiasmo;  CompromisoProfundidad de reflexión.   Autovigilancia  (para  no caer en  el tedio o  monotonía del pensamiento);  Resiliencia (problemas y  cambios inesperados  se acogen como una oportunidad para aprender, crecer y mejorar). 

Como un sabio afirmaría,  la Creatividad es la mayor rebelión que enriquece la existencia. 




martes, 11 de septiembre de 2018

AMAR


Leía un día el artículo de una reflexión personal concluyendo con una frase tan sencilla como  profunda:   "En ocasiones, la caricia del amor es el dolor"
Y también,  "El amor nos humaniza..., embellece la vida". 

Las dos ideas son ciertas y se complementan,  porque la vida humana está tejida de penas y alegrías, risas y llanto,  dulzura y  dolor,  tiempos de adversidad o bonanza. Y justamente,  la clave para no perderse en ello  se llama Amor. 

Un amor que está más allá del sentimiento.  Un amor que no será siempre fácil ni espontáneo (más valioso, si difícil),  pero que si es amor,  los buenos frutos  a corto, medio o largo plazo,  están asegurados.  

Tal amor ha de estar dirigido a la vida misma,  en general.  Vida que comprenderá  personas, circunstancias, condiciones más o menos asequibles o adversas,  situaciones concretas...  además de uno mismo, que también cuenta.  

     - Amar a los demás se hace fácil cuando  descubrimos y trabajamos esa maravillosa capacidad que llamamos empatía;   el otro se nos revela entonces  como un alter ego  del que siempre hallaremos algo que aprender.  Sus propias sombras,  si no idénticas,  tendrán reflejos de las  sombras que nosotros proyectamos,  y las fortalezas del otro  estimularán y  animarán las nuestras.   Cuando se logra empatizar,  entender profundamente a alguien,  el amor crece  sin esfuerzo y no se deja llevar por apariencias.  

     - Aceptando y amando al otro,  estaremos creciendo también en el recto amor a nosotros mismos.  Lo cual es fundamental,   porque si esto no se logra:  autoaceptación,   cariño y paciencia consigo mismo,  añadiendo un esfuerzo motivado para crecer,  madurar y ser capaces de dar siempre lo mejor de nosotros,    no seremos capaces de amar como conviene.   Estaremos necesitando al otro,  manipulándolo o dependiendo emocionalmente de los demás  (todo ello aspira a  ser amor,  pero supone solo un intento inmaduro que debe  crecer aún mucho más). 

Ambas maneras de amor,  a nosotros mismos  y a los demás  se alimentan mutuamente y dependen uno del otro para acreditarse;  es decir,  si falla uno,  difícilmente el otro será real. 

       Y el amor al resto de  circunstancias, situaciones, condiciones que vayan llegando en la vida  podemos situarlo  entre los dos amores básicos anteriores (a uno mismo y a los demás),  pues también se alimenta de ellos.  Si aquellos dos pilares son fuertes,   harán fácil  la aceptación de la vida,  tal como venga,  en la dicha y en la adversidad,  como las dos caras de una misma moneda valiosa,  porque así es y así funciona  nuestra realidad humana. 

      - Toda circunstancia,  por difícil y adversa que nos parezca,   llega de la mano de una Vida que es  Maestra y nos enseña.    Todo acontecer conlleva una  experiencia,  a veces importante,  por su sentido de reto y de prueba  que se solucionará siempre  con  Paz-ciencia (el arte de los sabios), tesón  y Confianza.    





domingo, 26 de agosto de 2018

AUTOACEPTACIÓN




Aceptarse a sí mismo  se impone como tarea básica.  Indispensable en todo ser humano que crece y quiere avanzar en el equilibrio Integrado del ser,  en su compleja simplicidad.  

La maduración evolutiva del ser humano  parte, necesariamente,  de la Autoaceptación:  cimiento y  escalón primero del recto amor a uno mismo.  Sin autoengaños.    A partir de ahí,  ya se puede construir, potenciando lo mejor de sí y trabajando lo que nos pesa con reconocimiento sencillo y paciencia.  

Albert Ellis,  que llegó a ser considerado uno de los psicoterapeutas más influyentes de la historia,  innovando con su apuesta racional  (emotiva, cognitiva conductual) el mundo de la terapia psicológica,  definía Autoaceptación :   la persona se acepta a sí misma plenamente y sin condiciones, tanto si se comporta como si no se comporta inteligente, correcta o competentemente, y tanto si los demás le conceden como si no su aprobación, su respeto y su amor“.   
   
Conseguir de manera estable  este logro  para la propia vida proporciona paz interior,  serenidad mental y espiritual,  liberando  barreras psicológicas y sociales.   Enseña el autoperdón,  la reconciliación profunda consigo mismo y con los demás.   Lo cual tampoco significa "aferrarse" a las propias limitaciones y carencias renunciando a moverse,  crecer y evolucionar,  pues como el mismo   Carl G. Jung  diría   lo que aceptamos nos transforma, siendo la autoaceptación, por  tanto,  el paso previo para el cambio. 

Por ello,  la no aceptación de sí,   como la resignación castrante y  desesperanzada  ante los propios fallos y  carencias   pueden convertirse en peligrosas zonas de confort de las que hay que liberarse.  Una aceptación paralizante de las propias limitaciones nunca será verdadera autoaceptación, pues  ésta  siempre dinamiza.   Como decía Donald Walters, encontrarás la paz, no escapando de tus problemas sino enfrentándolos valerosamente;  encontrarás la paz, no en la negación,  sino en la victoria.

La persona que desea vivir Consciente y con la mirada Despierta dispone  de herramientas preciosas y  valiosas  para la tarea:  Luz clara para una visión objetiva sobre sí mismo;  Reconocimiento sencillo  y  Confianza.   

 Hay que emplearse a fondo en todo ello y hacerlo valer,  porque nos dará alas sin despegar de la tierra;  volaremos sin renunciar al suelo que nos sostiene y necesitamos pisar con firmeza y convicción.  




lunes, 30 de julio de 2018

ESPERAR Y CONFIAR




Esperanza es Confianza proyectada hacia el futuro.  

Esta actitud (virtud)  que se adquiere en la primera infancia gracias a  la adecuada atención  parental,  resulta un componente muy importante  para el crecimiento personal,  configurando una matriz estable evolutiva de  maduración  exitosa. 

Ayuda a generar metas ilusionantes en la vida y a buscar activamente caminos para conseguirlas:

- En psicología positiva  se considera una adquisición valiosa para la personalidad,  que mejora la calidad de vida en todos los sentidos. 

- Desde la psicología humanista,  se incide en la importancia del autoconocimiento para reconocer y potenciar las propias fortalezas,  en las cuales apoyarse para conseguir con realismo lo que se desea en esta  vida.  Supone mantener viva la esperanza.    

Decía Víctor Frankl  (creador de la Escuela de Sentido o Logoterapia):  Sanar es aprender a leer comprensiva e integradoramente la propia existencia con apertura vital a su profundo sentido. Si en esta  vivenciada y social comprensión “lo que me (y nos) construye va mas deprisa que lo que nos destruye”,  hay lugar para la esperanza.

Es decir,  la vida será siempre una moneda de dos caras o una botella a medio llenar.   Según  qué lado de la moneda haces particularmente relevante,  o  pese más en ti aquello que  falta que lo que  está lleno,  potenciarás tu esperanza o le cortarás las alas.  

Confiar en la vida,  más allá de tí mismo, es la otra columna que asienta la esperanza, la alimenta  y  fortalece. Te hace resiliente.

¡No te rindas!
                                                                                                    


                                                                                                    

martes, 3 de julio de 2018

SILENCIO



Normalmente,  el ser humano "se deja llevar por la corriente".  Las inercias son fáciles,  gastan poca energía en cuestionamientos,  en su cómoda pasividad impiden la  interpelación.   Por eso,  a menudo resulta pertinente poner en valor realidades naturalmente  marginadas u olvidadas  en nuestro mundo actual material,  tecnológico,    hiperestimulado,   especialmente ruidoso.   Finalmente, el ruido acaba siendo como una droga que esclaviza y de la que no se puede prescindir.  El ser humano de hoy difícilmente soporta el Silencio.

El Silencio, sin embargo,  es herramienta,  no solamente espiritual (en toda Tradición milenaria),  sino también psicológica,  para calmar la mente;  ayuda a encontrarnos más y mejor con nosotros mismos,  a reflexionar en profundidad sobre asuntos importantes, a  tener  paz y ser más feliz.  Y a menudo hoy,  sorprendentemente,  se alzan voces  del mundo de la literatura, periodismo, de la ciencia (investigadores)  que  reivindican sus excelencias en favor de una vida humana de calidad. 

 La huída del silencio  supone un rechazo de la soledad, al conocimiento de sí mismo,  un miedo al abismo de la nada.  Pero aquellos que han sabido enfrentarse a él  han descubierto un camino de vida,  inexplorado por ignorancia,  que no perece,  y que alimenta dimensiones del ser desconocidas en sí mismos.        

Hay quien  convive de manera connatural con el Silencio.  Lo necesita.  Sumergirse en él  de manera intermitente para encontrarse,  no solamente consigo mismo,  sino también con los demás; para modular el impacto de los sucesos en la vida,  para no perder la esperanza,  para no sentirse nunca solo sino acompañado;  desaparece,  por tanto,  el miedo a la soledad al descubrir  que no existe.   Además,  la palabra que nace del  Silencio tiene  otra fuerza,  otra densidad, otra consistencia.  Nunca nacerá vacía sino plena  de Sentido,  de comprensión, de enseñanza.  

La tecnología  nos fascina y finalmente nos subyuga.    Sin desestimar su importancia comunicativa, sus valores y su inestimable aportación a la familia humana,  aquél que se aventura a pozar en el Interior de sí mismo descubre  una realidad nueva, inmensa, nunca acotada, de hermosura indescriptible  e  inalcanzable por todo lo  que ahora nos deslumbra. 

                                                              

lunes, 21 de mayo de 2018

TEORÍA DEL CAOS



¿Conoces la teoría del caos?    

En este mundo existen cosas predecibles,  pero otras no se pueden prever.  ¿Sabrías por qué ladera caería un huevo desde el vértice de una pirámide?
¿o el camino de una botella lanzada al mar a la deriva?
¿o el itinerario del vuelo de una mosca?
Sus resultados dependen de condiciones iniciales, nanométricas, imposibles de controlar. 

A esta impredecibilidad  la llamamos "caos",  porque la trayectoria de muchos procesos dependen de multitud de factores imprevistos, a menudo sutiles,  capaces de generar grandes cambios.  Esta constatación generó la teoría del caos.

Desde ella conocemos también el efecto mariposa:  una variable,  pequeñita en su comienzo,  influye en otras,  pudiendo  amplificarse en su trayecto y producir un resultado final inesperado;  como el clásico decir: "el débil batir de  alas de una mariposa puede causar  un huracán a miles de kilómetros de distancia”.
Todo viene a hablar de impredecibilidad, de la influencia constante de lo que llamamos "azar".

Sin embargo,  el resultado definitivo de este "azar" no es caótico.  Con perspectiva necesaria,  se infiere en él  la matriz de otro nivel de sentido.  Pero el Sentido existe.

Por ello, es muy importante saber que,  a pesar de las apariencias, este "caos" no supone una falta de orden,  sino que los avatares de la vida y del universo no responden a un modelo lineal matemático.  Su ocurrencia remite a leyes de otra dimensión que también tienen  límites (las posibilidades son múltiples,  pero nunca infinitas:  el huevo caerá,  necesariamente,  por una de las laderas de la pirámide).      

En Psicología,  también se aplica la teoría del caos y sirve para explicar la extraordinaria diversidad que encontramos en actitudes, pensamientos,  ideas, creencias, emoción humana...  Para una misma herencia genética,  un sinfín de factores y circunstancias  -incluso imperceptibles-  pueden condicionar la vida  en un sentido u otro por medio de los pensamientos y conductas que generan,  moldeando la personalidad.

Así es la vida.  Un caos aparente pero que,  en el fondo,  se topa con sus límites.   En el fragor de la lucha diaria,  en medio del  "caos",  perdemos con frecuencia la visión serena de la realidad;  muchas situaciones difíciles,  penosas y oscuras,  no pueden entenderse.      Sin embargo,  pasando el tiempo,  una perspectiva con experiencia  ofrece  una panorámica  diversa,  una mirada nueva.  Y detalles, antaño insufribles, cobran  sentido y valor al constatar que  nos hicieron más fuertes, nos han construido,  o bien revelan y explican  nuestro  presente.

Un cuadro impresionista,  visto muy de cerca,  ofrece una realidad ofuscada y "caótica",  llena de manchas,  color, luces y sombras.  Entenderla y apreciarla  pegados al lienzo se hace imposible...   Pero conforme nos alejamos  adquiriendo la distancia adecuada,  el cuadro  toma vida  apareciendo formas coherentes,  imágenes con Sentido.  
Podemos entonces reconocerlo como una obra de arte sugerente y  maravillosa.                          Igual nuestra vida. 



martes, 1 de mayo de 2018

¿QUÉ SABES DE TI?




Habrás oído alguna vez el famoso aforismo "Conócete a ti mismo", inscrito en el pronaos del templo griego de Apolo en Delfos.   Desde la Antigüedad nos recuerda que, para acceder a la Sabiduría más elemental, se  necesita aquella premisa básica,  situando su exhortación  bien visible a la entrada del templo.

Es frase que encierra las más primitivas preguntas que brotaron del corazón humano en su despertar de Con-ciencia:  quién soy,  de dónde venimos,  adónde vamos... todas aquellas cuestiones que emergen desde la perplejidad de un yo que se descubre a sí mismo  y  necesita  comprenderse.   

El intentar aproximarse a este fin  supone todo un camino personal de conocimiento propio  (naturaleza, limitaciones, mente,  emociones y el propio misterio espiritual)  que sacie nuestra sed existencial y permita hacernos mejores personas:  más auténticas, sabias y consistentes.  

De alguna manera, acaba siendo una "obligación moral"  para cada persona.  Observarse, comprenderse, aceptarse y estudiar la propia alma en  sus motivaciones y comportamientos... son clave  para  orientar la vida, entender el mundo y comprender a los demás.   El conocimiento propio estimula el autocontrol de impulsos y emociones  y  mejora la convivencia social,  favoreciendo la armonía  entre personas y pueblos.


El Conocimiento propio genera, además, la importantísima   Empatía  pues,  el ser capaces de conocer,  aceptar y comprender el propio barro  nos hace aptos  para conocer,  aceptar y comprender igualmente a los demás.  El conocimiento propio y la empatía son las raíces más sólidas, profundas y fiables  de la llamada  Inteligencia Emocional. 

Pero el Conocimiento propio no se queda solo en la superficie de las cosas;  es también  llave y puerta para un Conocimiento Interior,  más profundo,  de la realidad;  ese que,  más allá de lo visible,  teje con Sabiduría los incalculables hilos del mundo.  Promueve una Mirada  despierta que no se deja engañar por apariencias,  sino que ve en lo profundo  la verdad de las cosas,  la realidad que subyace.   Siendo capaz,  así,  de guiar la propia vida con acierto  y de acompañar a los demás hacia su mejor destino.                                              

domingo, 8 de abril de 2018

ENTENDERSE Y CONVIVIR


Sabemos bien que convivir es un arte. 
Y, como tal,   siempre mejorable  en belleza y creatividad.   Más allá del natural de cada uno, de su  mayor o menor grado de sensibilidad,  empatía y otras  habilidades sociales (HHSS),  la consciencia,  empeño  y voluntad  de todos los miembros son igualmente necesarios para fructificar.  Como decía un sabio,  la convivencia es un arte, pero antes de serlo, es una disciplina.

Para ello harán falta  aprendizajes que,  además de hacernos crecer y madurar, cuando se convierten en hábitos, nos mejorarán como personas y enriquecerán nuestra relacionabilidad.   

-Comunicar.   Imprescindible para el ser humano como criatura social, dotado, además,  de una capacidad de lenguaje único en la naturaleza.  Comunicación como expresar sencillo y asertivo,  pero también escucha atenta, acogedora y comprensiva del otro.  El diálogo es fundamental. 

-Compartir.  No solo lo material,  sino también vivencias, experiencias, sucesos cotidianos... Huir de todo egocentrismo y compartir el corazón a cualquier nivel. 

-Respetar.  Consideración hacia el otro,  aprecio,  valoración,  derecho a la libertad... (mientras que  no  tope con el  derecho de los demás).   

-Interactuar.  De manera habitual,  amable y  sencilla,  es capaz de sanear todos los ámbitos.  La sonrisa,  la cortesía,  la delicadeza... y esas tres palabras mágicas: gracias,  perdón, por favor...  obran milagros en ambientes y personas.

-Tolerancia y acogida. Las diferencias humanas deben ser causa de enriquecimiento mutuo,  no de división.  El otro  será siempre único  e irrepetible del que alguna cosa podré aprender.  

-Espíritu de paz  y no agresión   en circunstancias,  que siempre llegan,  de impaciencia o enojo. Aprender el control  de la ira  sin  llegar nunca al insulto o la descalificación.   Mejor  calmarse y en un momento tranquilo,  recurrir al diálogo sincero para aclarar la situación. 

-Cuidar a las personas,  interesarse por ellas.   Colaborar.   Distribuir equitativamente las tareas en ambientes compartidos. 

-Dar confianza y  libertad.  Pruebas  de amistad en todo y para todos. 

-Y aprender a dar siempre  lo mejor de nosotros mismos.

Esto vale,  tanto para el medio familiar,  como laboral,  como  en el círculo de amigos...  Por mucha confianza e intimidad que exista en la convivencia,  si se descuidan el respeto, el afecto y la amabilidad  (favorecidos por los factores  mencionados),  el ambiente degenera dejando  puerta abierta a toda clase de violencias y  tóxicos personales que vierten en el otro lo peor y más turbio del propio corazón.                                            


La convivencia es la gran maestra que nos enseñará mucho de paciencia,  ecuanimidad, autocontrol,  conocimiento propio y del otro, humildad,  tolerancia, respeto y un sinfín de valores más.